Con la llegada del verano nuestras palmeras en maceta necesitan que las mimemos un poco más. La tierra pierde su humedad rápidamente, y eso por no hablar de que ahora más que nunca necesitan comida, es decir, abono para poder crecer y tener un buen desarrollo.
Al ser originarias sobretodo de las regiones templadas y cálidas del planeta, es en estas semanas cuando van a aprovechar mejor las horas del día. Pero, ¿cómo cuidar las palmeras en maceta durante el verano?
Evita que el sustrato se seque
Es lo más importante. El sustrato que tenga nuestra palmera no se debe secar, o al menos, no debe permanecer así durante mucho tiempo. Pero tampoco hay que pasarse. Así pues, por lo general, regaremos unas 3 veces por semana hasta que regrese el otoño, que será cuando disminuyamos poco a poco la frecuencia de riego.
De todas maneras, debemos saber que hay algunas que quieren un riego casi diario, como las Archontophoenix (a ellas les podemos poner un plato debajo e ir llenándoselo), Dypsis lutescens (mal llamada areca, ya que ese es un nombre que puede confundir al haber un género de palmeras que se llama así), Raphia, o algunas Chamaedorea (como la cataractarum).
No te olvides de abonarlas
Para poder crecer, todo ser vivo necesita agua y comida. Si queremos que la palmera tenga un buen crecimiento será muy, muy importante abonarla de manera seguida desde primavera hasta finales del verano. Si vivimos en una zona con clima sin heladas o estas son muy débiles, podremos continuar abonándola hasta otoño.
En los viveros encontraremos abonos químicos específicos para esta planta, pero es muy aconsejable usar abonos orgánicos, como puede ser el guano (lo usaremos en su forma líquida para que el agua del riego que sobre pueda salir sin problemas), la harina de huesos (echar una capa por encima de la tierra una vez al mes), o incluso se pueden usar varios (un mes uno, y el siguiente otro).
Protege las más delicadas del sol
Si nos acabamos de comprar una, aunque sepamos que tiene que estar en el sol, si se ha estado cultivando en un invernadero o en una zona protegida del astro rey, hay que protegerla, especialmente si es joven. Para ello, le podremos poner una sombrilla (no, no es broma), una estructura cubierta por malla de sombreo, o ubicarla detrás de plantas que sean más altas que ella o de muros.
De esta manera, evitaremos que se queme. En otoño, cuando el sol no sea fuerte, la podremos ir acostumbrándole a él, pero poco a poco y gradualmente.
Vigila las plagas
Durante el verano hay muchas plagas que van a querer perjudicar a nuestra palmera. Las más comunes son las siguientes:
- Cochinilla: puede ser algonodosa o tipo lapa. En cualquier caso, se adhieren a las hojas, especialmente si son tiernas. Se pueden quitar a mano si son pocas, con un insecticida anti-cochinilla o bien con tierra de diatomeas.
- Araña roja: es un ácaro que mide menos de 0,5cm que se adhiere a las hojas, desde donde se alimenta. Causa la aparición de manchas decoloradas, y de telarañas. Se eliminan con acaricidas.
- Trips: son como tijeretas muy pequeñitas de color negro que se adhieren a las hojas, de las que se alimentan. Ahí también veremos sus residuos (puntos negros). Se combaten con parafinas.
Pero tampoco hay que olvidarse ni del picudo rojo ni de la paysandisia. Si donde vivimos ya se han instalado, tendremos que proteger la planta por ejemplo con clorpirifos e imidacloprid (un mes uno, y al mes siguiente el otro).
Poda únicamente las hojas secas
La poda de palmeras en verano está llevando a muchas a la muerte. Siento decirlo así, pero es la realidad. Tanto el picudo rojo como la paysandisia no son algo que se pueda a tomar a broma: si una palmera es víctima de cualquiera de los dos, sus días estarán contados a menos que se ponga en tratamiento.
Por eso, solo hay que quitar las hojas secas, es decir, aquellas que ya no se vean nada verdes.
Con todos estos consejos, seguro que podrá disfrutar del verano tanto como nosotros lo hacemos viéndola. 🙂