¿Cómo saber si una palmera está pasando calor?

Palmeras al sol

Puede que el título de este post te resulte un tanto curioso y extraño: ¿las palmeras pueden pasar calor? ¿No eran plantas que estaban preparadas para soportar las altas temperaturas? Bueno, como en todo en la vida… depende, sobretodo de si están acostumbradas o no.

Es por eso por lo que es importante preguntarse cómo saber si las palmeras están pasando calor, ya que así podremos averiguar qué medidas debemos de tomar para que puedan superarlo.

Washingtonia al sol

No todas las palmeras viven en los mismos lugares ni en los mismos climas. Aunque la gran mayoría son originarias de las regiones templadas-cálidas, es decir, de zonas donde las temperaturas rondan entre los 30ºC de máxima y los 0º de mínima, hay otras, como por ejemplo las del género Raphia o Nannorhops, que han evolucionado para soportar valores térmicos de 40-45 y hasta 50ºC (puntuales).

Pero aparte de su evolución y genética, debemos tener en cuenta dónde y cómo se han cultivado esas plantas, puesto que no va a soportar igual mejor la calor una que siempre ha estado en el exterior que otra que se ha mimado en un invernadero.

¿Cuáles son los síntomas de calor en las palmeras?

Para saber si una palmera está pasando calor, tendremos que observar lo siguiente:

  • Las hojas se pliegan o arrugan, manteniéndose verdes. De este modo se reduce la pérdida de agua por evaporación, así como la exposición tan directa del sol.
  • Pérdida rápida de hojas si las plantas están pasando sed.
  • Ralentización del crecimiento, pudiendo llegar a detenerse.
  • No florecen cuando tendrían que hacerlo. La producción de flores supondría un gasto enorme de energía que prefieren emplear para mantenerse con vida.

¿Qué hacer para ayudarlas?

Lo primero y más importante es mantener el sustrato o la tierra húmedos. Durante el verano, especialmente durante la canícula, el sol es tan intenso que hace que el agua se evapore rápido. Por este motivo, hay que regar muy seguido (evitando que se seque), al atardecer/anochecer y sobretodo regar a consciencia, tratando de que quede bien empapado.

Otra cosa que se puede hacer hacer es, si las plantas son muy jóvenes, protegerlas con una malla de sombreo, a modo de invernadero, de forma temporal. Así lograremos que enraícen mejor, de modo que al año siguiente no les resultará tan difícil superar el calor.

Por último y no menos importante, las abonaremos. Y sé que esto puede que no guste a todos, pero voy a explicar por qué aconsejo abonarlas: en verano, las palmeras crecen. Para que puedan hacerlo a un ritmo adecuado necesitan »comida extra» que les dé energía, ya que además si están pasando calor y no encuentran suficientes nutrientes se »agotarán» enseguida. Y si eso llega a pasar, los insectos oportunistas (cochinillas, araña roja, trips, etc.) las debilitarían todavía más, y podrían morir. Por eso, si se abonan por ejemplo con guano, que es orgánico y ecológico, no solo las estaremos alimentando sino que también las protegeremos.

Hojas de palmera Phoenix

Si te han quedado dudas, no las dejes en el tintero. Pregunta. 🙂


Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*